LIBROS

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jueves, 30 de abril de 2015

Demian. Hermann Hesse. Alianza Editorial. 1998. Reseña





     Hermann Hesse, Premio Nobel de Literatura en 1946, escribió Demian en 1917, a los cuarenta años de edad. La obra que nos ocupa es muy relevante en el mundo de la literatura por varios aspectos. El primero de ellos porque fue escrito en un momento de profunda crisis, tanto personal como social.  Al estallar la Gran Guerra Hesse se quiso alistar pero no pudo defender a su país debido a que fue declarado inútil por su ejército. A la impotencia de verse apartado de la batalla se le sumaron otros hechos si cabe más dramáticos para una persona que ya antes había sufrido instintos suicidas.

     Su escrito Amigos, dejemos nuestras disputas llamó a sus colegas alemanes a no caer en las polémicas nacionalistas. Sus conciudadanos no le entendieron y comenzaron a descalificarle y a llamarle traidor. Por primera vez en su vida se vio envuelto en trifulcas políticas, fue atacado por la prensa alemana y recibió amenazas anónimas y cartas de intelectuales que no le respaldaron. Todo ello provocó en él una crisis existencial mucho mayor de la hasta entonces habitual. Si a ello le sumamos la muerte de su padre, la grave enfermedad de su hijo y los brotes esquizofrénicos de su esposa es fácil entender que él mismo quedara al borde de la locura.

     Hubo de someterse a terapia psicoanalítica con un discípulo de Jung, a quien llegó también a conocer, y su vida y su obra dieron un giro bastante pronunciado, deslizándose más todavía hacia el simbolismo, el mundo de los sueños y el psicoanálisis. Esta introducción, extensa, es sin embargo absolutamente necesaria para tratar de entender la gran complejidad de la obra que tratamos. Porque Demian supuso un antes y un después no solo en la extensa obra de Hesse, sino en la literatura europea de la época.

     En Demian Hesse narra el proceso evolutivo de Emil Sinclair desde los diez hasta los veinte años de edad. Probablemente estemos ante la década más importante en la maduración de unos niños que se convierten en muchachos y acaso en hombres. El niño Sinclair distingue dos mundos opuestos: el bueno - la luz -,su casa, sus padres y sus hermanas; y el malo - la oscuridad -, la calle, el mundo, los demás. Y es que se siente solo, muy solo, y ve que no encaja con el resto de compañeros del colegio. Sus intentos por no quedar aislado le meten en el primer gran problema: Franz Kromer y sus chantajes económico-psicológicos. Y ahí es donde aparece su defensor, su guía, su hermano Max Demian. 

     De la relación entre Sinclair y Demian me quedo, ante todo, con la rigurosa crítica del sistema educativo y religioso alemán de la época tratada, coercitivo y excesivamente recto. Demian ayudará a su amigo a comenzar el peligroso pero necesario camino del auto conocimiento - nada le es más desagradable a un hombre que tomar el camino que conduce a sí mismo es la cita que abre el prólogo -. Hesse, con la conjunción de ideas del psicoanalista Jung, del demiurgo Abraxas y del escritor Novalis, pondrá a Sinclair en el camino del conocimiento de su propio Dios, de su propio ser como persona individual. Lo cual traerá el nacimiento de una nueva persona.

     También la influencia de Nietzsche es clara y evidente durante toda la obra. Ese pájaro que debe romper el cascarón (el mundo) para volar hacia Dios (Abraxas, que encarna el bien y el mal en un solo ser) es tomado de la idea de la construcción de un nuevo mundo emergido tras la destrucción del viejo. Además, el Dios tradicional debe morir para ser sustituido por Abraxas, el nuevo Dios del nuevo mundo. Estamos, por tanto, ante una obra de gran complejidad, tanto intelectual como formal.

     Y, sin embargo, Demian se lee prácticamente de tirón. Porque Hesse nos cuenta la historia en primera persona - muy probablemente Sinclair sea el propio autor en muchos de los pasajes: adolescente atormentado, polaridad, búsqueda de la realidad, sufrimiento, dolor, ideas suicidas, etc - y nos atrapa desde las primeras líneas. Sobre todo a quienes, por propia experiencia, tuvimos una adolescencia similar - salvando las distancias, claro - y comprendemos perfectamente la enorme capacidad de los niños para pensar, razonar, desesperarse y sentirse al borde del abismo. Y es que está claro: es de esos momentos de introspección, búsqueda, duda y ensayo y error de donde salen la personalidad y el carácter de las futuras personas adultas.

     La novela habla, además, de la necesidad de ser acompañados en la vida. Pese a la soledad que siente Emil Sinclair durante toda la acción de la misma, siempre tiene presentes las figuras de sus guías en ese camino del auto conocimiento y renacimiento personal: Demian, Pistorius (organista que le introduce en la figura de ese nuevo Dios llamado Abraxas) y Eva (madre de Demian). Ante cada paso a dar Sinclair piensa en ellos para auto afirmarse y tomar sus propias decisiones. De todo ello surgió también un nuevo Hesse, como persona y como escritor, y una nueva manera de hacer literatura. De ahí la suma importancia de esta obra en la Europa del período de entreguerras. Y, por cierto, no: ese nuevo mundo al que se refiere Hesse en Demian no tiene nada que ver con el ascenso y auge del nazismo. De hecho, el autor escribió en favor de los judíos y en contra de los secuaces de Hitler. E incluso sus obras dejaron de publicarse en su Alemania natal desde mediados de los años treinta.             

            

martes, 28 de abril de 2015

Donde el corazón te lleve. Susanna Tamaro. Seix Barral. 1994. Reseña





     Cometer errores es natural, irse sin haberlos comprendido hace que se vuelva vano el sentido de una existencia... Los muertos pesan no tanto por su ausencia como por lo que entre nosotros y ellos no ha sido dicho. Estas dos citas - de entre tantas y tantas grandes verdades que Tamaro escribe en esta novela epistolar intimista - son el punto de partida, el motivo, el objeto de la escritura de la misma. Y es que Olga, la octagenaria protagonista de Donde el corazón te lleve, sabe que su final está cerca debido a una enfermedad incurable recientemente detectada. 

     La larga carta que escribe a su nieta Marta - que se encuentra estudiando en América y no sabe nada de lo que le ocurre a su abuela - a modo de despedida y de relleno de los hondos silencios existentes entre ambas persigue el propósito de pacificar sus corazones antes de su partida. Lo cual conlleva contar aspectos de su vida que jamás había contado a nadie. Incluidos los secretos sobre su infancia, juventud, matrimonio, amores y pérdidas. Una enumeración de errores comprendidos casi en el lecho de muerte.

     La acción se desarrolla en Trieste, de donde es natal Susanna Tamaro, la polifacética escritora italiana de 58 años de edad que igual escribe cuentos para niños como sorprende a sus lectores con ensayos, artículos y novelas como la que nos ocupa. Donde el corazón te lleve fue la primera de sus obras reconocida internacionalmente por ser traducida a más de 35 idiomas. En ella muestra la vida tal y como es, retratando la sociedad italiana a lo largo de todo el siglo XX a través de tres generaciones femeninas de una misma familia: la propia Olga, su hija Ilaria y su nieta Marta. Tristeza, ternura y realismo para conmover hasta a los corazones más duros.

     A lo largo de sus 180 páginas la novela cuenta los aspectos más destacados de la vida de Olga: su infeliz infancia a causa de la rigidez y la falta de cariño por parte de sus padres; su solitaria juventud, por no encajar con los chicos y las chicas de su edad; su matrimonio de conveniencia, sin amor, con Augusto, un viudo mucho más enamorado de sus insectos que de sus esposas; su verdadero y único amor, Ernesto, padre de su hija; el nacimiento, la vida y la trágica muerte de Ilaria - se da la malévola circunstancia de que padre e hija mueren con 20 años de diferencia en sendos accidentes de circulación -; y las problemáticas relaciones tanto con Ilaria como con Marta, con la que pretende saldar esa especie de deuda contraída con los silencios. 

     La novela habla de lo difícil que resulta perdonarse los errores cometidos en la vida. Y, a la vez, de la necesidad de pasar página y seguir siempre hacia adelante, reconociendo los fallos, aceptándolos y obrando en consecuencia. Por tanto, nos ayuda a ser humildes - que no modestos - y valientes en la vida, dejando atrás tanto la cobardía como el orgullo del pasado. En efecto, la culpabilidad de nada sirve si no es para aprender de nuestros propios errores.

     Olga nos habla de los conflictos generacionales, de las dificultades de comunicación, de los silencios - la madre de casi todas las discusiones, aunque pueda parecer lo contrario -, de los vacíos existentes en nuestros espíritus y, en suma, de corazón. Pero en el pleno de sentido de la palabra corazón. Y lo hace de forma directa y sencilla, para que todo resulte bien entendible, y a la vez de forma plural. Y me explico: encontramos algunos parajes que parecen sacados de manuales de autoayuda, mientras que otros resultan puramente psicoanalíticos. Porque cualquier punto de vista es bueno si sirve para entendernos a nosotros mismos. Y esa es otra de las enseñanzas de Tamaro: ayudarnos a entendernos a nosotros mismos. 

     Por ejemplo, a Olga, el hecho de ser desgraciada en su matrimonio con Augusto no le impide disfrutar de la vida a su manera. Sin posibilidad de divorcio en la Italia de la posguerra, nada imposibilitará que conozca el amor verdadero con Ernesto, aunque sea a escondidas y a costa de una mentira que, como ella misma reconoce, arruina tres vidas. Las heridas sin cicatrizar, los secretos ocultos y esa mentira queman en el estómago de la protagonista. Precisamente por ello, al conocer la certeza de su inminente muerte, decide contar toda la verdad a Marta, para quedar en paz, expiar sus pecados y, sobre todo, ayudar a su nieta a entender el por qué de su comportamiento con ella.

     El notable éxito de este libro hizo posible su adaptación cinematográfica en 1996 de la mano de la también directora italiana Cristina Comencini. Virna Lisi, conocida como la Marilyn Monroe italiana, encarnó a Olga, mientras que Margherita Buy y Valentina Chico dieron vida a Ilaria y Marta respectivamente. Además, en 2007, Tamaro publicó la novela Escucha mi voz, presentada como la continuación o segunda parte de Donde el corazón te lleve. No sé vosotros, pero yo ardo en deseos de ver la película y de leer esa segunda parte...       

lunes, 27 de abril de 2015

Gandia ante el 24M. Candidaturas municipales





     La sociedad cambia y puede que la política haya de cambiar también. O quizá no. Este tema sería objeto de un debate mucho más largo de lo que una entrada bloggera permite. La cuestión es que en las listas electorales de los partidos políticos de la ciudad ducal proliferan, cada vez más, personas que poco o nada tienen que ver con la política. Vivimos en un mundo en el que el intrusismo está a la orden del día. Y esto afecta también al mundo de la política. Basta con repasar las listas de las candidaturas municipales para encontrar en ellas a periodistas, actores, deportistas y demás personas que, sin duda, en sus respectivas profesiones son excelentes ejemplos de valía, pero que deberán demostrar si lo son también en política. Repasemos las listas de los nueve partidos o coaliciones que concurren a las urnas el 24 de mayo en Gandia. Y es que, con tanta cara nueva, siglas diferentes, uniones, separaciones y cambios, no es de extrañar que el ciudadano se haga un lío y no sepa ya qué votar.

     La candidatura del PP es continuista. No solo por la presencia del alcalde como número uno, sino porque casi todos sus compañeros ya estaban en la lista de 2011. El gobierno de Torró ha sido el del turismo de chonis, el del monopolio televisivo, el de las grandes obras, el de la ampliación y refinanciación de la deuda, el del presupuesto no aprobado ni con mayoría absoluta y, ante todo, el del coste 0. Según el consistorio, la mayoría de las obras emprendidas en nuestra ciudad no han costado un solo euro a los gandienses. Sí han costado muchos euros, demasiados, readmitir a las trabajadoras de les escoletes - despedidas de forma improcedente según el juez -, las boleras y los cines del Palace, cambiar de lugar esculturas que reivindican aspectos no compartidos por el gobierno, y un largo etcétera. ¿Continuismo, he dicho? Será por sus propuestas de futuro: campos de golf, parque acuático o palacio de congresos. Desde luego, si algo hay que reconocerle al PP de Gandia es que se mantiene fiel a su estilo de hacer política.

     La gran alternativa a Torró es Diana Morant, la nueva líder del PSOE. A simple vista parece que el partido ha cambiado. En la lista hay muchas caras nuevas. De hecho, solo repiten tres, y se ha dado paso a muchos independientes. Sin embargo, son demasiadas las dudas sobre la veracidad de esos cambios. ¿Son reales o se deben a una limpieza estética que encubra los pecados del pasado, aquellos que le llevaron a perder la alcaldía por primera vez en la historia de la democracia de nuestra ciudad? Recordemos aquel proyecto del tranvía a la mar o el archiconocido y todavía nada aclarado crucero de los Borja. ¿Es Diana Morant la líder municipal verdadera? ¿O alguien, desde la sombra, mueve sus hilos? ¿Los pequeños cambios son necesarios para que todo siga igual? 

     Antes de seguir con las otras siete listas presentadas, hagamos un inciso que creo conveniente. Si no ocurre algún cataclismo parece claro que Torró o Morant gobernarán Gandia a partir del 24M. Lo cual me obliga a recordar el que, hasta la fecha, ha sido el único debate entre ambos contendientes. Tal vez la palabra debate quede grande en este caso, la verdad. Porque lo ocurrido aquel fatídico viernes 27 de febrero fue una burla y un atentado. Una burla a la sociedad gandiense en su conjunto, que pudo comprobar cómo ninguno de los dos candidatos son lo que la ciudad necesita para salir de este embrollo en el que ambos (partidos) nos han metido. Y un atentado contra la libertad de prensa en la ciudad. Porque hubo monopolio informativo y porque se vetó la presencia del resto de medios. Todo ello, perpetrado a cuatro bandas por ambos partidos, el Grupo Radio Gandia - y no es el primer ni el último caso protagonizado por la empresa de la que es gerente Paco Sanz - y Fomento. Así, un interesante debate sobre presupuestos y deuda quedó en un circo de descalificaciones, mala organización y, desde luego, ninguna vía de escape para los endeudados ciudadanos gandienses. Con decir que la única ganadora del debate fue su moderadora queda dicho todo...

     Més Gandia es la tercera de las candidaturas presentadas. Una extraña conjunción de Compromís (antiguo Bloc Nacionalista Valencià), EUPV, ERPV y algunos independientes. La coalición abarca, o trata de abarcar, aspectos como las personas, el desarrollo sostenible, la cultura y el medio ambiente. Con Lorena Milvaques como gran cara visible del partido o coalición, la formación se propone recuperar Gandia desde la indignación con un bipartidismo que más que servir a la ciudad se ha servido de ella. Habrá que ver, si llega el caso, cómo alguien que abarca tantos campos puede acabar cumpliendo con todos ellos sin crear susceptibilidades entre sus tantos y tan diferentes componentes.

     Guanyem Gandia está liderado por Eloi Pomar, ex de Iniciativa PV y de Podemos. La polémica ha acompañado a esta formación desde su mismo nacimiento. Algo lógico, visto lo visto. Desde el PP se le ha denominado escisión de Compromís; desde la oposición marca blanca del PP; y ellos mismos se han vinculado a Podemos, algo que ha quedado en entredicho con la presentación de la candidatura de Sí se puede Gandia, esta sí, nacida del germen de Podemos Gandia. Sea como sea, Guanyem está compuesto por ex militantes de varias formaciones diferentes, lo que hace también complicada la convivencia interna de miembros de ideologías tan diferentes. Su caso es muy parecido al del Partido Social de Gandia, PSdG, liderado por la ex socialista Mónica Richart. Como en los dos casos anteriores, el transfuguismo y el baile de siglas, ideologías y militancias deja boquiabiertos a los ciudadanos gandienses.

     UPyD está comandado por Fernando Gómez. La crisis nacional que sufre el partido y la aparición de Podemos y Ciudadanos, que están dándole bocados desde la izquierda y desde la derecha, amenazan seriamente su continuidad. A nivel local lo tienen todavía más complicado, pues ya en 2011 no consiguieron representación en el consistorio. Lo mismo le ocurre a Ciudadanos, aunque con matices diferenciadores. El partido está en claro auge a nivel nacional. Sin embargo, su clara vinculación - lógicamente negada por el partido - con Plataforma de Gandia, de Fernando Mut, puede hacer que Ciro Palmer se quede fuera del ayuntamiento o, como mucho, con una representación mucho menor que en otros lugares. Aquellos cuatro años de Mut en el último gobierno socialista de Orengo les va a pasar factura, sin duda. Sí se puede Gandia es la gran incógnita. Ha presentado su lista a un mes escaso de las elecciones y la falta de información y de conocimiento de sus candidatos, con Belén Sánchez como cabeza visible, jugará en su contra. No obstante, ha conseguido reunir las más de mil quinientas firmas necesarias para poder registrar su candidatura, algo notable en tan poco tiempo.

     Els Verds de Gandia es, quizás, la formación más valiente de todas las presentadas. En plena vorágine de transfuguismo político, cambios de nombres y de siglas de los partidos, de formación de coaliciones extrañas difíciles de sostener y de estrategias para simular ser quien en realidad no se es, el partido de Joan Francesc Peris ha apostado, por fin, por ir en solitario y poner las cartas sobre la mesa. Tras haber ido de la mano de EUPV, PSOE y Bloc, Peris salta sin red en busca de una representación en el consistorio que se presenta más reñida que nunca pero, tal vez - debido a la más que previsible dispersión de voto ante la aparición de tantas fuerzas nuevas -, también más posible que nunca. Desde luego, ¡sin riesgo no hay éxito!

     Hasta aquí el repaso a las nueve candidaturas a la alcaldía. Como ha quedado claro, el mapa político gandiense actual es difícil de descifrar e interpretar. Lo cual hace necesario que el ciudadano se informe sobre quién es quién. Sobre todo porque, vista la situación económica de la ciudad, en estas elecciones nos jugamos mucho más que nunca. Que Dios nos pille confesados...  


jueves, 23 de abril de 2015

Como una novela. Daniel Pennac. Anagrama. 1992. Reseña





     Hoy no es un día cualquiera. No es uno más. Porque hoy es el Día del Libro. El día de Sant Jordi. El de la rosa y el libro. Un día para reivindicar el placer de la lectura por encima de todo dogma intelectual o educativo. Por eso, precisamente hoy, quiero hablaros de una obra que, en su día, me reconcilió con la lectura. Me refiero a un ensayo de un autor al que muchos conoceréis. Se trata de Daniel Pennac, un escritor y profesor de instituto francés nacido en Marruecos. Comenzó escribiendo cuentos y libros infantiles antes de alcanzar un gran éxito con novelas negras y ensayos educativo-pedagógicos. Su Mal de escuela (2007), Premio Renaudot ese mismo año, y Como una novela (1992), obra que me dispongo a presentaros, son sus dos aportaciones más reconocidas. 

     Como he comentado, Como una novela me reconcilió con el gozo de los libros. En efecto, yo fui uno de esa amplia mayoría de adolescentes que aborrecen cada día la lectura por culpa de las malditas obligaciones académicas. Unas obligaciones que acaban con el placer y nos llevan al tedio, al aburrimiento y a la dejadez. Y es que pretender que un niño de 15 años lea El Quijote es un atentado contra lo que se supone que este acto pretende, es decir, fomentar el hábito lector en los adolescentes. Este es el punto de partida de Daniel Pennac en esta obra.

     Estamos ante un libro insólito que estimula la lectura. Y lo hace ayudando al lector a perder el miedo a la lectura, consiguiendo embarcarle en una aventura personal de libre elección que le llevará al disfrute. Decía Kafka en su diario que jamás haremos entender a un muchacho que, por la noche, está metido de lleno en una historia cautivadora que debe interrumpir su lectura e ir a acostarse. Y es que todos, niños y adultos, necesitamos nuestra ración diaria de ficción. Así, la obligación de leer no nos viene impuesta por nadie más que por nosotros mismos. Porque, como bien dice Pennac, el verbo leer no soporta el imperativo. Porque la lectura es placer.  

     Y en el fomento de ese gozo en la mente adolescente (o adulta) tienen tanta importancia la escuela como los padres. La escuela porque ha de retornar a la palabra, dejando de lado análisis, resúmenes, trabajos y fichas de comprensión lectora que en poco o nada ayudan a nuestra tarea. Y los padres porque leer cuentos en voz alta cada noche a nuestros hijos es regalarles la palabra, introducirles en un universo de diversión del que no querrán huir jamás. ¿Cuántos padres castigan a sus hijos que no leen el libro impuesto en el colegio a no ver la televisión? ¡Error! Así lo único que se consigue es elevar a la TV a la dignidad de recompensa y rebajar a la lectura al papel de tarea. Y leer no es un deber, ¡sino un derecho!

     Como una novela es un monólogo alegre, entusiasta y desenfadado, fruto de que quien lo escribe, sin duda, siente y cree a pies juntillas en lo que escribe. Pese a tratarse de un ensayo, se lee como una novela. De ahí su título. Corto, de prosa directa y sencilla, muy bien estructurado y destilando un gran sentido común, convierte lo que en principio se presenta como un ensayo sobre el amor por la lectura en otro sobre pedagogía, aprendizaje y enseñanza de la lectura. Porque queda por entender que los libros no han sido escritos para que mi hijo, mi hija, la juventud, los comente, sino para que, si el corazón se lo dice, los lean. Nuestro saber, nuestra escolaridad, nuestra carrera, nuestra vida social son una cosa. Nuestra intimidad de lector y nuestra cultura otra.

     Y, como leer no es una obligación ni un deber sino un derecho y una libertad, Pennac presenta un decálogo de los derechos fundamentales del lector. A saber: 1-el derecho a no leer; 2-el derecho a saltarnos las páginas; 3-el derecho a no terminar un libro; 4-el derecho a releer; 5-el derecho a leer cualquier cosa; 6-el derecho al bovarismo (enfermedad de transmisión textual); 7-el derecho a leer en cualquier sitio; 8-el derecho a hojear; 9-el derecho a leer en voz alta; 10-el derecho a callarnos. Huelga decir que esta manera de afrontar el mundo de la lectura es capaz de desinhibir a cualquier temeroso de los libros.

     Pennac desgrana tópicos y típicas excusas argüidas por los no lectores para explicar el por qué de su actitud acerca de la lectura. La que más me llamó en su día la atención - citar más alargaría demasiado la reseña - es la referente a la falta de tiempo. El autor responde así: el tiempo de leer es tiempo robado, y el problema no es si tengo tiempo o no, sino si me regalo o no ese tiempo. Nunca un enamorado deja de encontrar tiempo para amar. Lo dicho anteriormente: de gran sentido común. 

     Esta reseña es mi pequeña y humilde contribución a este Día del Libro. Si eres de los que aman la lectura, espero que hayas disfrutado de ella. Aunque lo harás mucho más leyendo o releyendo Como una novela. Si, por el contrario, eres de los que siempre encuentran excusas para no leer, tienes dos opciones: seguir sin leer y perderte el gustazo que supone hacerlo o darte una nueva oportunidad desde la libertad de elección personal. Tú elijes. 



miércoles, 1 de abril de 2015

El corazón de las tinieblas. Joseph Conrad. Alianza Editorial. 1997. Reseña





     Joseph Conrad fue un capitán de la marina mercante británica que siempre admiró la literatura. Tanto que finalmente se hizo escritor. Nacido en la Ucrania polaca de mediados del siglo XIX y huérfano de madre a edad temprana - algo que le marcó inevitablemente -, abandonó su casa para vivir en Francia y Gran Bretaña, cuya nacionalidad adquirió en 1886. A principios del siglo XX publicó su obra más conocida, El corazón de las tinieblas. Se trata de una novela inspirada en su viaje, de seis meses de duración, al Congo colonizado y explotado por Leopoldo II de Bélgica.

     Pese a que no cita en ningún momento de la novela el referido país ni tampoco a su explotador, la ambientación invita a pensar, sin posibilidad de error, que la localización y la trama de la historia ficticia narrada coinciden con los parajes por él recorridos tiempo atrás. Sin duda, el diario que escribió durante su estancia en el Congo le sirvió de mucho a la hora de dar vida a la novela que nos ocupa. Una obra en la que critica el expolio y la explotación africana por parte de las potencias europeas en nombre del progreso y la civilización. 

     A bordo de una embarcación en pleno Támesis, el capitán Charlie Marlow cuenta una de sus historias a sus cuatro acompañantes: el director de la compañía comercial, un abogado, un contable y un marinero cuya identidad se desconoce y que hace a su vez de narrador de la historia. Una historia que supone un viaje iniciático hacia el salvaje comienzo de los tiempos, dominado por el primitivismo, la frondosa y peligrosa selva, unos nativos espeluznantes y, lo peor de todo, una desesperante soledad. Y es que los personajes de las novelas de Conrad son solitarios, se hacen a sí mismos a través de una mezcolanza de miedo pero también de valentía - hecho este que puede obedecer a la manera de vivir la vida por parte del propio autor (huérfano de madre, como ha quedado indicado con anterioridad) -. La selva y lo inhóspito se encargan del resto.

     Y el resto es, básicamente, la eliminación de frenos morales, la barbarie y el horror. Porque El corazón de las tinieblas no es tan solo un viaje al Congo sino otro viaje paralelo al interior del ser humano alejado de la civilización. A un estado natural en el que las tinieblas, la maldad y las atrocidades pierden su sentido negativo en pos de extraer la mayor cantidad de marfil posible, lo cual debe acarrear, a la vuelta del infierno, un reconocimiento en su país de origen. Todo, por el poder y la gloria, está permitido.

     Los dos personajes principales de la novela - el capitán Marlow y el agente Kurtz - son parecidos en algunos aspectos y diferentes en otros. Ambos son solitarios, valientes, aventureros y, por todo ello, dignos de todo tipo de elogios. Sin embargo, sus formas de actuación, sus métodos, son diametralmente opuestos. El primero, recién llegado, todavía muestra signos de civilización y respeto hacia los indígenas. El segundo, tras varios años en la región, da claras muestras de haber perdido algo más que eso. El hombre que más marfil ha conseguido enviar a la metrópoli es odiado y adorado por igual, incluso por parte de los nativos, que le obedecen a pies juntillas. 

     El capitán Marlow llega al Congo - insisto en la localización pese a que la novela no hace referencia a él en ningún momento - con un contrato de una compañía comercial británica para buscar a Kurtz. Es un viaje peligroso en un viejo vapor medio destartalado que amenaza con dejar de navegar en cualquier momento. Una naturaleza salvaje, un calor sofocante, una suciedad que impregna el lugar y unos nativos que vigilan desde las orilas del río ¿Congo? otorgan a la narración altas dosis de inquietud. Hasta que llegan a la estación donde se encuentra el mejor agente de la compañía.

     Kurtz se nos muestra como un personaje enigmático. El narrador no es omnisciente sino simple observador, lo que crea dudas respecto a lo que nos cuenta. ¿Debemos creer a quienes elogian a Kurtz? ¿O tal vez odiarlo? Combina una demostrada gran valía y unos métodos salvajes hacia quienes le rodean. La locura y la avaricia le han apartado de la civilización a la que representa, arrojándolo en brazos de un primitivismo mucho mayor del que muestran los nativos a los que ha esclavizado. Toda la estación está sumida en la barbarie, el horror, las tinieblas.

     Y Marlow lo ve todo. Y no se explica cómo alguien tan válido puede llegar a cometer semejantes atrocidades. Su avaricia no tiene fin y solo piensa en "su" marfil, "su" estación, "sus" esclavos y "su" prometida. Porque todo es "suyo". Todo le pertenece. La relación entre ambos, sin embargo, será amigable y Marlow se debatirá entre los ataques al agente y una especie de lealtad que llegará hasta sus últimas consecuencias, comprendiendo que la locura es la verdadera causante de las obras del otro. Una locura que imprime a un lugar luminoso un carácter tenebroso...